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Recuperación de la enfermedad en la Naturaleza

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 Muchos países del mundo han avanzado en las últimas décadas respecto a ser conscientes y a poner en práctica la influencia de la Naturaleza en la recuperación y sanación de las enfermedades humanas. Veíamos en otro post anterior la importancia de los baños de bosque en el aumento de células inmunitarias en sangre en un 40% o 50% (con sólo pasar un día en el bosque), las mejoras en la concentración y relajación a nivel cognitivo, así como un sentido de realización y conexión más profundas con uno mismo y con el colectivo, a nivel espiritual, por citar algunos beneficios.

Pues bien, cada vez son más los estudios, los autores científicos y las fuentes de información que nos demuestran el aumento exponencial de salud en los pacientes cuando están rodeados o participan en entornos naturales. Por ejemplo, Enric Aulí, doctor en Farmacia, relata en su libro Sostenibilidad en Centros Sanitarios como “los centros hospitalarios que disponen de jardines en el interior consiguen acortar la estancia hospitalaria de sus pacientes, ya que se mejoran los plazos de curación de las enfermedades”.

Hay incluso hospitales que cuentan con huertos orgánicos o con de los que no sólo pueden disfrutar visualmente los pacientes, sino que, los que pueden permitírselo, también ayudan en el cuidado y mantenimiento de estos. Queda demostrado y florecido como testimonio en los propios pacientes la utilidad de sentirse útil, creador de vida y de espacios naturales, en donde disfrutar de belleza, salud y vida. Estos huertos orgánicos llevados por algunos pacientes (de forma orgánica, libre de tóxicos), les ayuda a reforzar su conexión con la Naturaleza, su propia valía y su autoestima.

De hecho, en países como en Japón, Chica o Corea, la práctica acompañada o guiada por un experto en baños de bosque está reconocida como tratamiento y, en muchos casos, pagada por el seguro de enfermedad. En Noruega, por ejemplo, hay hospitales que se encuentran ubicados dentro de los bosques para una mayor e integral recuperación de sus pacientes. Cuentan incluso con una nueva palabra, que crea un concepto combinado: “Friluftssykehuset”, que integra la relevancia de pasar tiempo en la Naturaleza y el término de hospital.

Hay incluso movimientos de arquitectura que empiezan a integrar esos espacios verdes o jardines sanadores en sus hospitales y centros de rehabilitación, ya que contribuyen enormemente a la relajación de sobrestimulación de las ciudades, a la apreciación de la belleza, la reconexión con el entorno y la inspiración de los que sanan.

Y es que, cuando uno sana rodeado de árboles y seres vegetales, siente que crece con ellos, que respira el mismo oxigeno y que se nutre del mismo sol. Los terpenos de los árboles aumentan la producción de células inmunitarias, mientras que el aire limpio refresca los pulmones, el silencio y canto de los pájaros e insectos relaja al cerebro y le permite descansar de tanta luz artificial y estímulos sonoros, visuales y olfativos. Respirar las sustancias emitidas por las propias plantas y por la Tierra, poder contemplar el cielo y tocar la arena entre las manos, ver crecer a las semillas y brotes, hace de una metáfora de esperanza y evolución del propio proceso del paciente. Porque ya uno deja de encontrarse entre cuatro paredes de un edificio, para fusionarse con el entorno natural, que se renueva, crece, nutre y vuelve a florecer...exactamente igual que la sabiduría ancestral de nuestro cuerpo.

Por supuesto que hay que atender al caso concreto y necesidades personales de cada paciente, pero la inmersión y recuperación de la Naturaleza en uno de los espacios en donde más se necesita y puede aportar, como es en un centro sanitario, va floreciendo poco a poco, no sólo de la mano de poetas y naturalistas, sino de científicos y estudiosos de todas partes del mundo, con estudios exahustivos y detallados, probados y reprobados. Al final, la creatividad y la naturaleza son dos caras de la misma vida. Y la vida es la fuente de toda sanación y recuperación de la fortaleza.

Es hermosamente conmovedor ver cada vez a más hospitales enseñando en talleres a sus pacientes cómo cuidar de las plantas desde 0 o cómo contribuir y crear un huerto sostenible. Estos estudios reportan como beneficios principales: la creación de espacios y estilos de vida sostenibles y saludables, una mayor actividad física, un mejor desarrollo de las relaciones sociales, mayor bienestar psicológico, además de la concienciación del ser humano en el respecto y apreciación de la naturaleza, así como en el anclaje y crecimiento de su autoestima.

Todos estos proyectos y espacios naturales nos reflejan que los caminos hacia una evolución del ser humano a su mejor versión siempre comienzan desde la sencillez, cooperación y naturalidad. 

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