El recurso Pedir ayuda es de formato Texto/Post Texto/Post

Pedir ayuda

visitas 857 Visualizaciones

Me gustaría compartir con vosotros hoy la importancia de aprender y practicar el pedir ayuda, como acto de amor propio y de entrega, también, en confianza y vulnerabilidad, a los demás.

Pedir ayuda es un acto tan poderoso que puede salvarnos la vida. Con esto, me estoy refiriendo a cualquiera de los niveles que conforman la vida del ser humano (ayuda física, emocional, mental o espiritual).

Muchas veces, por razones diversas, hemos aprendido internamente que no está bien pedir ayuda, que tenemos que ser fuertes e independientes, sabernos resolver las cosas siempre en solitario, y puede igualmente que hayamos asociado “el pedir ayuda” con “el no ser suficientemente resilientes o autónomos”. Estas ideas actúan como enormes limitaciones en nuestra vida, y en su mayoría, requerirán un ejercicio de desaprendizaje y transformación de información y de creencias.

Somos seres interdependites y sociables, lo cual significa que la dependencia, la mutua necesidad y el apego son connaturales a nuestra esencia común.

Al contrario de lo que hemos aprendido, todos estos conceptos (dependencia, necesidad y apego) son inherentes al ser humano, porque nos necesitamos los unos a los otros para infinidad de aspectos; para empezar, nacemos en este mundo a través de la unión entre dos seres humanos.

Esto quiere decir que la dependencia y el apego, en su estado equilibrado y armónico, son algo necesario y natural en nosotros. Otra cosa son los excesos o polaridades excesivas, las cuales se pueden ajustar y rearmonizar.

¿Con esto, qué quiero decirte? Que hemos aprendido a ser independientes y autónomos (lo cual está muy bien), pero polarizándonos en no reconocer que todos nos necesitamos a todos y que la ayuda es algo corriente y saludable.

¿Qué debilidad es ésa de necesitar al otro en algún aspecto y momento? Si nuestros alimentos fueron cultivados por otras manos, nuestra ropa tejida y nuestra casa construida gracias a otros seres humanos; si nuestro propio cuerpo es la expresión simbólica de la colaboración entre todas las células y órganos, entre cada parte que conforma al todo.

Existen personas que ya atravesaron las situaciones existenciales que nosotros estamos atravesando, y que pueden guiarnos (aunque nunca recorrer nuestro camino por nosotros); otros que conocen y practican durante mucho tiempo el conocimiento y herramientas que recién comenzamos a explorar, etc.

Saber pedir ayuda es sinónimo de una sana autoestima, porque sabes que tu valía personal no depende de abarcar todo tú solo, sino en saber aprender, compartir, delegar y escuchar a otros. Es símbolo de una clara humildad creciente en el corazón, de una naturalidad recuperada y resurgida, y un acto de amor propio al recordar que mereces una calidad de vida y de consciencia expansivas y satisfactorias, y de que mereces todas las herramientas que el universo, abundantemente, pone a tu alcance.

Recuerdo perfectamente la primera vez que escuché esta frase de una querida amiga y excelente psicóloga, cuando le decía a una compañera: “gracias por el regalo de dejarme ayudarte”.

Aquella frase me resonaba en la cabeza una y otra vez, tratando de entender el mensaje profundo que intuía. Y es que, fijaos qué belleza hay en esta frase: No sólo es un regalo para la persona que pide ayuda el dejarse ayudar, sino que permites a otro ser humano el poder compartir y ayudarte en lo que ha aprendido y sabe hacer, pudiendo disfrutar de ese acto de entrega y unión, de ese acto de generosidad.

“Dar y recibir son uno”, fue otra de frases que he ido integrando Y es cierto. Porque permites, al dejarte ayudar, que otros disfruten de entregarte el compartir de sus frutos y andanzas personales, convirtiendo algo que les ayudó a ellos mismos en un ofrecimiento que puede ayudar e inspirar a los otros.

Si te sientes ofuscado/a en una situación existencial/mental/emocional o física y no sabes por dónde tirar, o tienes pensamientos de dudas e inquietudes personales que rumian constantemente tu cabeza, o una situación personal/familiar que te desborda y no sabes cómo gestionar saludablemente, mi recomendación es que te regales el pedir ayuda. Pide ayuda y aprende a dejarte ser, a no saber, a no poder con todo, a soltar el control, y a abrirte vulnerable al mundo.

Estoy segura de que, pese al ilusorio juego de las apariencias, el Universo te está indicando las personas, situaciones y herramientas que pueden ayudarte a gestionar, afrontar o trascender determinada situación.

Hay muchas formas de recibir ayuda, no dejes que el dinero o las circunstancias te condicionen. Puedes encontrar maneras de intercambiar por otras cosas o servicios, conocimientos, energía, tiempo o dedicación, y llegar a acuerdos (si lo que sientes que necesitas son servicios que cuestan dinero y no te llega en el momento. Usa tu ilimitada Creatividad).

Otras formas de ayuda son gratuitas, y suelen estar al alcance más sencillo de todos nosotros (casi al completo, sé que hay situaciones particulares): como hablar con otro ser humano sobre lo que te pasa (un ser querido, un amigo, un profesional), pedir un abrazo, llorar con alguien a quien quieres, desahogarte o pensar junto con una persona que te aprecie, compartir inquietudes y pensamientos con otros que comparten tu situación, buscar asistencia técnica y profesional (si, por ejemplo, no sabes cómo instalar ese programa o cómo entender lo que le ocurre a tu hijo, etc.).

Personalmente, y echando la vista atrás, reconozco que prolongué innecesariamente mucho sufrimiento y confusión, por miedo a pedir ayuda, y por la autoexigencia enmascarada en autonomía, de creer que debía resolver mis asuntos emocionales, mentales y espirituales siempre en soledad.

Pienso entonces: "Ojalá me hubiera permitido a mí misma en ese momento haber pedido ayuda antes, sin necesidad de llegar a puntos extremos o límite". El proceso se acelera, desde mi perspectiva, cuando te atreves a pedir ayuda. Y el sentimiento irremplazable de sentirse acompañado y comprendido merece completamente el salto al vacío.

P.D: Visita los teléfonos de tu país o zona de residencia, por las diferentes situaciones en las que uno puede encontrarse (por ejemplo, hay servicios telefónicos 24h de asistencia para casos de querer suicidarse, maltratos o situaciones familiares violentas, pero también para orientación profesional, grupos locales de apoyo y autoconocimiento, centros en donde se imparten charlas gratuitas y cursos formativos sobre informática, idiomas, emprendimiento, etc.).

No esperes a que algo sea extremo o completamente desbordado para pasar a la acción. El momento es ahora. Pedir ayuda es un acto revolucionario de amor y de consciencia, de humildad y valentía.

Recordando que estamos juntos en esta aventura, muchas gracias por leer hasta aquí. Espero que estas líneas te impulsen a dar el paso o salto para pedir ayuda que estés necesitando.

Un abrazo incondicional,

Zulema.

Comentarios
Comentarios · 1
Imagen de perfil del usuario registado
Imagen de avatar de Txutxito
Txutxito hace +12 MESES

Poderoso texto que encierra una gran invitación, que no es otra, como de costumbre, que la de reflexionar, decidir y actuar para con uno mismo; y, por ende, para con el resto de seres.

Sin duda, su escritora se muestra denodada a la hora de aventurarse a escribir sobre algo tan metódico como es el pedir ayuda; una vez ello ha sido puesto en común por medio de un ejercicio de introspección. Y, claramente, la artífice del presente es
...

Situaciones relacionadas
Situaciones relacionadas

Este recurso esta relacionado con estas situaciones, ¿te has encontrado alguna vez en alguna de ellas?

Recursos del mismo autor
Recursos el mismo autor