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Conectar a través de la Observación

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Dentro de los distintos posts que hemos ido construyendo para re-conectar con nosotros mismos, hoy llegamos al culmen de la trayectoria recorrida a través de cada uno de ellos. [Para acceder al resto de post sobre este objetivo, pincha aquí]

Hemos visto que podemos conectarnos interiormente a través de herramientas como la escritura, el Yoga, la respiración consciente, el silencio, el cuerpo, la música, etc. (y, aun siendo conscientes de que hay infinitas maneras de conectar hacia dentro), me parece que la máxima expresión de esa conexión se logra a través del recurso más sutil y presente en todos ellos: la Observación.

Si nos fijamos bien, cuando hablábamos de conectar con nosotros mismos a través de la escritura (por ejemplo), referenciábamos el que es un medio que nos permite observar nuestro estado interior mental a través de las ideas y pensamientos que se reflejan en el papel. Observar nuestra mente, con todas sus creencias limitantes, patrones de pensamiento, rumiaciones, etc.

Cuando hablábamos de la música en este sentido de re-conexión, cada nota y melodía nos ayudaban a contemplar y observar lo que nos mueve ésta por dentro, lo que resuena y despierta como sensaciones y emociones en nosotros al escuchar lo que nos evoca. Observar, en definitiva, nuestro mundo emocional y sentimental.

Y cuando hablábamos de conectar a través del cuerpo, escuchándolo y siendo conscientes de qué síntomas nos reflejan qué tensiones o conflictos emocionales en nuestras vidas, nuestra rigidez y descuido personal, o nuestro logrado autocuidado y sus frutos, seguíamos hablando de eso: de observar; en este caso, nuestro mundo físico o estado corporal.

De manera que, si nos fijamos bien, en todos los recursos anteriores, se trata de atender conscientemente y practicar cotidianamente el observar-nos, el contemplar y estar atentos a cómo nos sentimos, quién siente lo que sentimos, qué pensamos y quién piensa lo que pensamos, etc. ¿Quién es el que respira? ¿Quién, el que es consciente de sí?

Hacernos preguntas y observar quién se pregunta a sí mismo, es la clave que reside en el fondo de este camino interior.

Se trata de cultivar lo que se llama como "El Observador" o "El Ser Observador" o el "Punto de Observación". Esto es lo que se labra a través del sendero del Mindfulness, o del Yoga o de la Meditación, o incluso, de la psicología integradora más profunda. Pues, al final, todas las historias cobran sentido por el hecho de ser vividas, y ahí es donde descubrimos que hay alguien o algo que las está observando, experienciando y sintiendo todo lo que acontece en nuestras vidas.

Aquí, llegamos a un terreno en donde se desdibujan las palabras y cualquier explicación que pretenda algo más que señalar a la experiencia, porque precisamente se trata de eso: de la experiencia del vivir, de observar el estar vivos y ser la propia vida.

Por eso es que digo que el camino (y herramienta) de la Observación es el culmen de todos los recursos para conectar con nosotros mismos, porque todos implican inherentemente o dentro de sí a la observación.

Ya sea que leamos, escribamos, pasemos tiempo en la naturaleza, practiquemos cualquier deporte o disciplina física, los mejores tipos de terapia, cultivemos el reiki u otros caminos energéticos, o simplemente cocinemos presentes o pintemos conscientemente, todo nos lleva de vuelta a la consciencia, a la presencia consciente, y esto es a través de la Observación.

De manera que, mi recomendación para hoy es que decidas practicar cualquier cosa que quieras en tu vida para amplificar e ir reconectando con tu ser o mundo interior (teniendo en cuenta que de niños estamos completamente conectados con nosotros mismos), pero enfocándote en la observación a través de las herramientas que elijas.

Es decir, cultivar ese darse cuenta, ese -simplemente- estar presentes y mirar realmente qué está pasando: cómo se mueve la respiración dentro de nuestro cuerpo, cómo se siente cuando estamos enfadados, o tristes, o eufóricamente alegres, o escuchar la reverberación que suena sutilmente en nuestra carcajada, o en la de aquel amigo que está a nuestro lado.

Observar cómo cae la lluvia en el asfalto, o reluce el sol en el cristal de una botella de cerveza, o el tejido (incómodo o cómodo) de la ropa que llevas ahora mismo, mientras lees estas palabras que compartimos, o cómo te emociona el cantar de los pájaros cuando trasnochas y te acuestas a las 5 y media de la mañana.

Al final, si nos damos cuenta y vamos integrando el proceso de autoconocimiento y expansión de consciencia que recorremos, se resume todo en que: la vida tiene sentido por sí misma por el hecho de ser vivida, y de que -en sentirla- reside todo su infinito potencial y amor. Nos encontramos a nosotros mismos -y entonces, a toda la existencia entera (a los demás y a todo lo demás)- cuando estamos sencillamente presentes y observando todo lo que ya es.

Así que, no tengas miedo por no saber si estás haciendo tu camino de forma correcta, "iluminada", o cualquier otra cosa que rumie tu mente. Porque lo importante es simplemente cultivar esa observación, ese darse cuenta de que uno está aquí y ahora, en este momento eterno, en donde todo ya es, todo rebrota y florece, en donde todo se siente y es lo único que puede ser: LA VIDA.

Espero que este post te haya ayudado a reconectar más contigo/a mismo/a, y en general, la lista de post que hemos ido dedicando a este objetivo tan noble y hermoso (además de totalmente necesario). Ya sabes, como siempre te digo, que hay muchísimos más recursos para llegar a Roma, y que estaré encantada de escuchar los vuestros en los comentarios.

¡Muchísimas gracias por llegar hasta aquí!

Cuéntame, ¿Qué es para ti la observación? ¿Qué simboliza o representa desde tu perspectiva? ¿Qué te aporta? ¿Cómo la cultivas?

Un abrazo de ternura y presencia,

Zulema.

Comentarios
Comentarios · 2
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Zulema hace +12 MESES

Mil gracias por tu experiencia y por tus palabras, Alex!! A mí también me han encantado tus palabras, y creo que es genial que te regales esos ratitos como el del parque que comentas. Brutal cuando uno piensa "como si no tuviera algo más importante que hacer"!!! Estamos acostumbrados a correr hacia ninguna parte. Pararse y observar es un acto revolucionario. Muchísimas gracias por atreverte a todo ello, y por comentarios tan hermosos siempre. Es ...

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Alex N. hace +12 MESES

Ser, simplemente ser. No es mucho más. Me ha encantado tus palabras. Yo lo practico a menudo, da igual que estés haciendo, es simplemente estar contigo mism@ para que suceda la magia. Y la magia la has descrito con tus palabras, "observar". Wowww.

Cómo experiencia personal estuve una mañana en un banco sentado, de un parque muy pequeño, solo estaba yo, observando, sintiendo, viendo el ajetreo de gente para arriba y para bajo, y no
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